DE LA “UNIDAD DE LA IZQUIERDA” AL FRENTE AMPLIO, PASANDO POR LA UNIDAD POPULAR

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DANIEL MORENO, SECRETARIO DE IZQUIERDA UNIDA ARANJUEZ

Algo que podemos convenir es que la acción política de las organizaciones que forman parte del espacio de la izquierda transformadora o progresista, viene marcada por el lugar común de la “unidad”, es decir, de la “Unidad de los partidos de Izquierdas”.

Esta estrategia de acción política es consecuencia de dos hechos incontrovertidos. Por un lado, la dispersión de las organizaciones que pueden incluirse dentro de dicho espacio y, por el otro, la necesidad de aunar fuerzas para obtener representación en las instituciones políticas. Unión, que no está exenta de fuertes contradicciones por la pugna constante de los partidos por la conquistar de la hegemonía en dicho espacio y que, paulatinamente, va minando las bases sociales que la respalda.

Un ejemplo de esta contradicción pueden ser las últimas presuntas manifestaciones del exviceministro segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, en las cuales reclamaba ya conocer el peso político que, según él, le corresponde a su formación dentro del proyecto político, aun no materializado, que lidera la camarada Yolanda Diaz, ante un posible adelanto electoral.

Asimismo, esta contradicción se traslada al ámbito autonómico y municipal. Concretamente en Aranjuez, en las últimas elecciones municipales, celebradas en el 2019, en Izquierda Unida vimos como desde Podemos, y más concretamente sus dos ediles, Ricardo Agredano y Rene Moya, exigían para concurrir en coalición a las mismas los tres primeros puestos de la lista electoral, a lo que Izquierda Unida Aranjuez accedió, como el que lame un sapo, en pos de esa supuesta “Unidad de la Izquierda”. Sin embargo, el escenario que nos encontramos, una vez celebrado los comicios, es que la coalición tan sólo había obtenido dos concejales y, precisamente, los dos ediles morados no tardaron en dejar claro su pretensión de no cumplir sus acuerdos con sus socios de coalición, incluso llegando a sacarse de la chistera un par de denuncias falsas contra un camarada, para legitimar reiterados incumplimientos del mismo. Pero esto ya se hablará en otro lugar.

Siendo honestos con nosotros mismos, en realidad nos encontramos con que la “Unidad de la Izquierda” es una estrategia de ciertas organizaciones políticas para su apuntalamiento institucional, cuyos resultados electorales dejan mucho que desear, y marcan un horizonte de transformaciones muy decepcionante para la mayoría social, principal causa del retroceso en cuanto a respaldo social y electoral. En definitiva, una estrategia que, en la práctica, se ha visto claramente insuficiente y que aboca a sus organizaciones a la marginalidad política. Este es el caso de Aranjuez, en el que, en aras de la “unidad” (entiéndase de la unidad de la izquierda), se fortaleció a un partido prácticamente sin ninguna presencia social, cuyo resultado electoral se limitó a dos concejales, y con un programa puramente cosmético, como la reforma de una estación de autobuses, que ni si quiera dependía de nuestro consistorio, entre otras cosas, que podemos describir, como mínimo de extravagantes, dentro, claro está, del espacio en cuestión de la «izquierda».

Sin embargo, frente a la estrategia de la “Unidad de la Izquierda” que, como decimos, parte únicamente de identificar el objetivo estratégico final con la obtención de representación en las instituciones políticas, dejando a un lado los programas de transformación, nos encontramos con la estrategia de la “Unidad Popular”, que parte de volver a concebir a los partidos políticos no como los principales sujetos en la disputa por el poder político, sino como instrumento, es decir, como herramienta para la construcción de la “Unidad Popular”, capaz de aglutinar a cada vez un mayor número de personas y organizaciones de la sociedad civil en pos de un programa de trasformación que busque mejorar las condiciones materiales de nuestras vidas.

Esta estrategia, a mi modo de ver, debería concretarse en los siguientes puntos fundamentales.

En primer lugar, hacer partícipes al mayor número de personas y de organizaciones de la sociedad civil, que son las que sufren el menoscabo de las condiciones materiales de sus vidas, en la identificación de las necesidades concretas, que, desde mi punto de vista, tiene que ver principalmente con el deterioro paulatino de los servicios públicos, y la precariedad en el ámbito laboral, pilares fundamentales del bienestar social.

En segundo lugar, redactar un programa amplio de transformaciones que se debe llevar a cabo para mejorar las condiciones materiales de vida de la mayoría social de las que hablamos, y que, obviamente, según mi opinión, deberá pasar por el fortalecimiento de los servicios públicos, su remunicipalización, la lucha contra la corrupción política, así como la conquista de condiciones dignas y en igualdad de trabajo, tanto para hombres como para mujeres.

Y finalmente en tercer lugar, ser capaces de construir una candidatura amplia, en la que se encuentre involucrados tanto personas individuales como organizaciones de la sociedad civil y partidos políticos, es decir, construir un Frente Amplio de sujetos alineados y comprometidos con un Programa de Transformación.

Si en la estrategia de la “Unidad de la Izquierda” el sujeto político era el partido, y su objetivo estratégico final la obtención de representantes en las instituciones políticas, en la Unidad Popular, el partido es sólo una herramienta, cuya eficacia debe medirse en la capacidad de movilizar a personas, organizaciones de la sociedad civil y otros partidos, en la identificación de las necesidades sociales, en la redacción de un programa de transformación, y en la construcción de una alternativa electoral que cambie las correlaciones de fuerzas imperantes.


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