RTVE EN EL PUNTO DE MIRA

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MIREN ASTUI

RTVE está viviendo un momento muy complicado, no creo que sea una noticia para nadie. Lo que más llega al usuario medio, es decir, al telespectador y radio oyente, es el bajo nivel de audiencia y la baja calidad de algunos de sus programas. Pero eso es sólo la punta de iceberg. ¿Qué está ocurriendo, entonces? ¿Es que la Corporación no tiene profesionales capacitados para cumplir las funciones de calidad y buen hacer que un servicio público se merece? Nada más lejos de la realidad.

Los informativos, la niña bonita de RTVE, sufren un constante acoso por parte de socios interesados que no parece gustarles en absoluto la pluralidad política y la externalización constante de otros programas de televisión.

El ejemplo más evidente del que hemos sido testigos este año pasado, fue la anulación de Las cosas claras, cuyo presentador era Jesús Cintora. Si bien es cierto que el programa pertenece a una empresa externa de RTVE, y que una de las grandes reivindicaciones sindicales es la producción interna ¿qué tenía este espacio para los ataques tan furibundos por parte de la derecha y extrema derecha de este país? Existen otros programas externalizados, como Masterchef, por ejemplo, pero parece ser que no molestan tanto.

El programa de Cintora comenzó desde su primera emisión, siendo uno de los programas más vistos de su franja horaria, incluso llegando a superar al programa de la Sexta, Al rojo vivo, presentado por García Ferreras. Este buen resultado, también lo fue para las desconexiones territoriales y al Telediario siguiente.

Las cosas claras, contaba, además, con un plantel de colaboradores de diversa opinión política y distintos ámbitos de la sociedad, que, al cierre del programa, manifestaron que nunca se habían sentido presionados por expresar una u otra opinión. Los temas que se abordaban eran candentes y a algunos les llegó el calor, hasta hacerse demasiado molesto.

Así que, obviando los buenos resultados, la vuelta de la confianza de los espectadores que tanto cuesta recuperar, se aprobó el cierre del programa, que fue sustituido por un insulso espacio pastiche, amable y sin ambiciones. Justo para el tipo de espectador que la derecha desea. Que no piense demasiado y que sea feliz.

No es el único profesional que sufre el acoso del PP y VOX. Xabier Fortes, otro reputado periodista de RTVE, que también fue alejado de Los Desayunos de TVE para presentar La Noche en 24h, donde sigue estando en el punto de mira y criticado por sus entrevistas y opiniones. Más difícil resultará este despido, pero no pararán de intentarlo. Estoy segura.

A todo esto, se suma el caos interno, la falta de transparencia, los chanchullos entre amigos de agenciarse de lo público.

El sesgo informativo no es de hoy, con el nuevo presidente de la Corporación José Manuel Pérez Tornero. Con la anterior administradora única, Rosa María Mateo, ya se venían denunciando prácticas que poco o nada respetaban la pluralidad periodística, como la falta de información sobre Unidas Podemos ante el seguimiento de cualquier acción de VOX. Las entrevistas a Abascal en prime time, mientras que a Pablo Iglesias se lo relegaba a horarios mucho menos visuales, por poner un ejemplo. CCOO lleva denunciando más de un año la manipulación, la desinformación e, incluso, las mentiras vertidas en los informativos sobre Unidas Podemos y el gran escaparate que han sido para la ultraderecha, con un seguimiento constante de todas y cada uno de sus actos y declaraciones, aunque hayan sido de dudosa naturaleza ética y moral, abandonando otras movilizaciones, como las concentraciones de los médicos ante el abandono de los centros de atención primaria.

Cabe recordar, que RTVE es de todos y debe ser plural, como así se acordó por Real Decreto. Pero no nos engañemos, no deja de ser un instrumento eficaz de propaganda interesada en aras de los que la derecha más rancia llama libertad y no cejarán en el intento. No les importa en absoluto la empresa pública. Pretenden venderla por partes, abandonar a los trabajadores y convertirla en un mercadillo.

Pero no sólo el problema está en informativos, o en RNE. La Corporación RTVE cuenta con una Orquesta y Coro, como todas las televisiones de Europa, cuya labor es ser la insignia cultural de la empresa pública. Abandonada a su suerte, cuenta con cada vez menos miembros y poco o nulo interés por sacar plazas a concurso público.

Por otra parte, el presidente de la Corporación se ha visto en el punto de mira, debido a las informaciones vertidas en El País y El Mundo, sobre ciertos negocios privados con los que se lucró a través de dos empresas de su propiedad, según los resultados de esas sociedades incorporados al Registro Mercantil. La Ley de Incompatibilidades del Personal al Servicio de las Administraciones Públicas no permite este tipo de actividades privadas directamente relacionadas con el cargo público que se desempeña.

Las serias dudas sobre su continuidad en la presidencia, por si esto fuera poco, se acrecientan por la sospecha en la contratación como directivos de RTVE de dos personas muy cercanas a él en anteriores responsabilidades profesionales, a través de un concurso de méritos.  Que, aunque él asegura que como profesionales cumplen las exigencias requeridas y que encajan como un guante en los perfiles necesarios, no presentó ni un solo documento que pudiese aclarar las sospechas que subyacen de estas contrataciones. Por todas estas causas, Tornero se encuentra ahora en una delicada situación cuestionado en aspectos fundamentales de lo que debe ser un correcto servidor público.

Como informa CCOO en la Hoja informativa del 1 de diciembre:

La Corporación RTVE se encuentra en una encrucijada imposible de superar por el actual equipo de dirección. Si los mayores apoyos que el presidente de la Corporación recaba en el Congreso vienen de la mano del PP y VOX entonces el problema es de una dimensión extraordinaria. Alguien cometió un error de dimensiones siderales al proponer a Pérez Tornero como presidente de la Corporación. Los partidos que pueden hacerlo deben explorar escenarios de solución. RTVE es demasiado importante, sus responsabilidades para con la democracia no pueden ser orilladas. Es momento de comprometerse.”

Entre tanto, el presidente no da explicaciones, habla de una corporación con cuentas saneadas, que no se corresponde a la realidad y seguimos a la espera de ese cambio tan necesario para esta empresa pública y esencial. Aunque, a día de hoy, ninguno de sus compromisos se ha visto materializado.


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